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martes, 23 de julio de 2013

sabado dia de Descanso

Dr. Ángel Manuel Rodríguez, BRI

      Algunos protestantes argumentan que Génesis 2:1 al 3 no

prescribe el mandamiento sabático; sencillamente describe lo que Dios

hizo el séptimo día de la semana de la Creación. Argumentan que el

mandamiento del sábado fue dado a los israelitas como parte del pacto,

y que fue reemplazado por el nuevo pacto. Este es un intento obvio de

minar la autoridad del sábado para los cristianos. En Génesis 1 y 2,

entre otras cosas, Dios está modelando para los seres humanos la

necesidad y la naturaleza del trabajo. La naturaleza ejemplar de su

actividad divina incluye el descanso sabático. Esto puede ser

fundamentado por varias razones.

      1. La imagen de Dios y el sábado: El relato de la Creación

describe a los seres humanos como criaturas inteligentes y únicas,

creadas a la imagen de Dios (Gén. 1:27). Debían reflejar el carácter

de Dios y representarlo ante el resto de la creación. La narración

contiene varios conceptos importantes.

      En primer lugar, el hecho de que Dios haya descansado de sus

obras atribuye a Dios necesidades humanas con el fin de demostrar cómo

Dios planea suplir esa necesidad. El relato de la Creación demuestra

claramente la preocupación de Dios por el ser humano, que no solo

necesita trabajar sino también separar un tiempo particular para gozar

de la comunión con su Creador.

      Segundo, es el Creador, no la criatura, quien determina el

tiempo y la naturaleza de ese descanso. Los intentos humanos por

establecer su propio momento de descanso son un rechazo de la

naturaleza ilustrativa del descanso de Dios y debilita el significado

del ser humano como creado a la imagen de Dios.

      Tercero, si Dios hubiera descansado sin la compañía de los seres

humanos, habría abandonado a su propia suerte a los seres humanos y al

mundo que él creó; se hubiera ausentado de su creación, dejándola sin

su poder sustentador. Descansó en compañía de los que había creado a

su propia imagen, en una celebración gozosa del misterio de su

creación. Deseaba gozar de la compañía del ser humano durante el

séptimo día.

      2. Dios bendijo el sábado: En el relato de la Creación, Dios

describe al séptimo día como una bendición. Esto significa, como lo

sugiere el uso del mismo verbo en Éxodo 20:11, que por medio del

descanso sabático Dios transmite bendiciones a su pueblo. El hecho de

que su bendición sea indefinida implica sus riquezas sin límites. El

verbo "bendecir" expresa la idea de beneficios derramados sobre

alguien o algo. Cuando Dios bendijo el sábado, lo dotó de beneficios

que serían disfrutados por los que se le unieran en su placentero

descanso. En la Biblia, un día no bendecido es un día privado de

contenido positivo para los seres humanos (ver Jer. 20:14). La

bendición pronunciada por Dios sobre el séptimo día no fue para su

propio beneficio, sino para el de los que estaban junto a él,

disfrutando de la comunión y el compañerismo con el Señor, dentro de

la fracción de tiempo llamada séptimo día.

      3. Dios declaró santo al séptimo día: La Biblia contiene

rituales para la santificación de las personas, las cosas y los

lugares. Pero no existe un ritual prescrito para la santificación del

sábado. Únicamente la historia de la Creación nos informa que su

santidad es el resultado de una declaración divina. A lo largo del

Antiguo Testamento, la santidad de ese día es presupuesta. Para los

escritores del Antiguo Testamento, al igual que para el pueblo de

Dios, el sábado de la Creación era el mismo que el sábado del séptimo

día mencionado en el Decálogo. Los seres humanos eran responsables de

mantenerlo santo al obedecer el cuarto Mandamiento.

      La santidad del sábado no consistía en un estado provisional que

se agotara al final del día. No hubo un ritual de "des-santificación"

para el séptimo día después de que fuera declarado santo. Al

santificarlo, Dios lo separó permanentemente para un uso religioso

particular. Dado que, de acuerdo con el relato de la Creación, Adán y

Eva habían sido creados en el sexto día, experimentaron la santidad

del séptimo día en presencia de Dios mismo. El sábado es lo primero

que Dios santificó sobre este planeta, y ha permanecido santo desde

entonces.

      Todo intento de aislar el Mandamiento del sábado del descanso de

Dios durante el séptimo día, con el fin de argumentar que pertenece al

antiguo pacto y que los cristianos no deberían guardarlo, es

sencillamente una ilusión, que trae como resultado el deterioro de la

imagen de Dios en los seres humanos.

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