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domingo, 23 de diciembre de 2018

Devocional 23 Diciembre

Devocional para Adultos 
23 de Diciembre del 2018

Gracias a Dios por los dones que nos ha concedido

«¡Bendito sea el Señor! ¡Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación!» (Salmos 68: 19).

SEAN MUCHOS o pocos los talentos que tengamos, tenemos mucho qué agradecerle al Señor. Podemos agradecer por el don del canto, de la enseñanza, por el don de hablar, de escribir, de dibujar o de pintar. Los que hemos conocido el evangelio, por el don de compartirlo con otros. Digamos: «Para siempre es su misericordia».

Sobre todas las cosas, tenemos el don de la gracia de Dios que nos salva. Este es el don más maravilloso que Dios nos ha otorgado. Pablo dijo: «Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios» (Efesios 2: 8).

Un joven tenía un padre muy apuesto, inteligente y con una extraordinaria capacidad de comunicación. Siempre estaba rodeado de gente pendiente de sus palabras sabias y atinadas. Pero tenía un problema que anulaba todas sus habilidades: era alcohólico. El alcohol lo hizo irresponsable con su hogar y su trabajo, hasta que lo perdió todo. Solo se paseaba por las calles de su pueblo tomando alcohol en las cantinas. Esa familia descendió de clase media alta a pobre y no paró hasta que llegaron a la miseria. El hijo odiaba a su padre, lo consideraba culpable de todas sus desgracias porque no había podido ir a la universidad. Lo que no sabía ese joven era que Dios tenía buenos planes para él.

En medio de esa pobreza conoció a Dios y lo aceptó en su corazón; así fue como su vida dio un giro completo. Fue a un seminario, estudió para convertirse en ministro y hoy es un predicador de la Palabra. Sin darse cuenta comenzó a amar a su padre alcohólico, más bien, comenzó a amarlo de nuevo. Cuando su padre estaba en cama debido al cáncer, el hijo se arrodilló junto a su cama muchas veces para darle gracias a Dios por el padre que lo había traído al mundo para cumplir su propósito. El padre, antes de morir, conoció a Dios por su hijo y entregó su corazón. El hijo dice: «Fue así como conocí a Dios y rindo gratitud al Creador porque no me abandonó, sino que me dio el don de la gracia de salvación».

Rindamos gratitud hoy a Dios por el don de la gracia por la cual somos salvos.

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