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miércoles, 29 de junio de 2016

Miércoles 29 de junio – Raíces y alas. Devocion matutina damas

Miércoles 29 de junio – Raíces y alas. Devocion matutina damas

«Quien no se preocupa de los suyos, y sobre todo de los de su propia familia, ha negado la fe y es peor que los que no creen» (1 Tim. 5: 8).

“Solo podemos dejar a nuestros hijos dos legados duraderos: raíces y alas”. Hodding Carter

SER MADRE: tarea complicada y extenuante donde las haya, tanto desde el punto de vista físico (por la cantidad de actividades que demanda), como mental (por la responsabilidad y la preocupación que encierra) y espiritual (por la búsqueda de salvación para nuestros hijos). ¿Cómo podemos dejarles ese legado que haga de ellos adultos trabajadores, maduros y fieles discípulos de Jesús? ¿Dónde hemos de poner el énfasis a la hora de educarlos para que adquieran raíces sólidas a la par que desarrollan sus alas para volar en solitario? Las preguntas se agolpan en el corazón de toda madre cristiana.

Según una antigua tradición talmúdica,* las obligaciones morales de los padres hacia los hijos son: enseñarles la Torá, darles un oficio, acompañarlos hasta el matrimonio y enseñarles a nadar.

Enseñarles la Torá.Nuestros hijos deben saber que tienen un Dios a quien recurrir, que es su máxima autoridad y única fuente de plenitud en la vida. Las madres somos falibles, pero Dios es perfecto, y su Palabra es una guía perfecta. Eduquemos a nuestros hijos en los principios bíblicos.

Darles un oficio, es decir, proporcionarles la formación académica y profesional necesaria para que se desarrollen vocacionalmente como adultos a través de un trabajo digno. Esto requiere mostrarles desde niños la importancia de la actividad productiva y de la integración social.

Acompañarlos hasta el matrimonio. Aunque quisiéramos tener a nuestros hijos para siempre bajo nuestras alas, hemos de darles un sentido de autonomía que se materialice en un matrimonio exitoso o en una soltería plena de independencia emocional y económica. Están destinados a volar solos, ayudémoslos.

Enseñarles a nadar, para no morir en un naufragio. Visto con una mentalidad moderna, esto es transmitir a nuestros hijos el apego por la vida y las herramientas para superar las tormentas y dificultades que sin duda encontrarán. Sabiendo nadar podrán también salvar otras vidas y avanzar contra la corriente en una cultura no cristiana.

Que Dios nos ayude a educar a nuestros pequeños inteligentemente y para la eternidad.

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