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lunes, 20 de junio de 2016

Devocional de Jóvenes: #visitamimuro

“A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Urías Smith fue uno de los pioneros de la Iglesia Adventista. Es muy conocido por sus exposiciones sobre profecías, su papel durante los debates en el Congreso de 1888 y su protagonismo en el desarrollo doctrinal de nuestra iglesia. También fue un fiel defensor de la separación de la iglesia y el estado y un aguerrido opositor de la esclavitud; pero ¿sabías que Urías Smith también destacó como inventor?

Cuando tenía trece años, a Smith le amputaron la pierna izquierda. Aunque en la actualidad este tipo de operaciones quizá no tenga mayores complicaciones, a mediados del siglo XIX las cosas eran muy distintas. Como bien lo ha descrito George R. Knight en su obra Introducción a los escritos de Elena G. de White, en esa época las atenciones médicas eran muy precarias. Los médicos apenas recibían una formación académica que duraba entre cuatro y ocho meses. No había enfermeras de profesión, los hospitales parecían mataderos y todavía no se había popularizado el uso de la anestesia (pp. 465-471). Cortar una pierna sin ningún paliativo para el dolor tenía que ser algo espantoso. Así, sin anestesia, le cortaron la pierna a Smith. El doctor Amos Twitchell llevó a cabo la operación en no más de veinte minutos.

¿Qué hizo Smith con su infortunio? ¿Se fue a pedir a la calle? ¿Consideró que Dios había sido injusto al permitir que le amputaran esa parte de su cuerpo? Nada de eso. En lugar de poner límites a su desarrollo personal, su discapacidad llegó a ser una bendición para su vida, puesto que le impulsó a buscar alternativas creativas para sobrellevar su situación. Como la tosca pierna artificial que le ofrecieron no le gustó, además de que le resultaba bastante incómodo moverse con ella, inventó una que tenía mucha más flexibilidad en la rodilla y en el tobillo. Patentó el invento en 1863, y lo vendió en grandes cantidades durante la Guerra Civil Norteamericana.

Salomón dijo: “Quien se rinde ante un problema, no demuestra fuerza ni carácter” (Proverbios 24:10, TLA). Urías no se rindió. Ante la adversidad demostró la fuerza de su carácter. Tú cuentas con toda la ayuda divina; por tanto no te rindas ante la adversidad. ¡Quién sabe si hará de ti un inventor

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